A principios de 2023, Koole comenzó la demolición de una refinería de petróleo. Esto implica el desmantelamiento de todas las estructuras sobre el suelo, las instalaciones, y la eliminación de todos los cimientos y la infraestructura subterránea hasta 2 metros por debajo del nivel del suelo.
Como no había instalaciones operativas en el lugar, se utilizaron explosivos además de los métodos de demolición convencionales para derribar las instalaciones más grandes y pesadas. De ello se encargó una empresa especializada con la que Koole colabora habitualmente.
Tras demoler con éxito todos los componentes de la superficie, el equipo procedió a retirar toda la infraestructura hasta 2 metros bajo tierra. Todo ello se completó con éxito y la obra se entregó en el plazo previsto.





