Koole emprendió la demolición de la central eléctrica de Harculo, en Zwolle (Países Bajos), empezando por el desmantelamiento de dos grandes calderas. Debido a la presencia de amianto, esta fase requirió un tratamiento cuidadoso dentro de un confinamiento, garantizando que todos los residuos resultantes se eliminaran adecuadamente. La siguiente fase consistió en retirar la caldera de la planta, que se desmontó por etapas utilizando una instalación especializada. Además, se excavaron más de 4 kilómetros de tuberías de hormigón de entre 1,5 y 2 metros de diámetro. También se retiraron los cimientos de la central y se demolieron con precisión dos chimeneas utilizando explosivos.





